La adquisición de un vehículo para prestar servicios de transporte de mercancías por carretera es una parte vital, fundamental, de la inversión practicada para la gestión empresarial de la misma, ya sea como persona física o jurídica. Se convierte en el activo más importante. Los costes de explotación del vehículo durante su producción, suponen el eje del equilibrio económico, financiero y de la estrategia de precios.

La decisión en torno a qué tipo de vehículos escoger no es una tarea sencilla, ya que el objetivo de la misma es la de que reúna todos aquellos requisitos que garanticen las exigencias del tipo servicio a prestar, además del valor aportado por éste en la eficiencia productiva que otorgue al conjunto de la empresa. Pero esto es sencillo de decir.  En la actualidad, la práctica empresarial ha sentenciado que lo que el comprador debe evaluar y medir es el servicio proporcionado por un bien (producto), ya que si la evolución tecnológica es constante, introduciendo mejoras y novedades en cortos plazos de tiempo, las necesidades que deben cubrirse con buen servicio son igualmente constantes.

Por tanto, la utilidad económica entendida como una medida de la satisfacción que provee el bien al utilizarlo como medio de producción, y la utilidad funcional, la capacidad de llevar a cabo su función y propósito de acuerdo a unos estándares del mercado, constituyen los atributos esenciales para iniciar un proceso de compra.

Una buena selección de la flota de vehículos permite un mejor desempeño del operador de transporte.

Es frecuente, en un modelo de organización interna como empresa avanzado, el diseño por parte del Dpto. de Tráfico, de un modelo de selección del vehículo adecuado y un modelo de selección de la oferta comercial idónea del vendedor, mediante sendas matrices de ponderación.

Redactar un informe con los criterios y atributos que se consideran que se deben tener en cuenta para una buena decisión final, es una tarea encargada por gerencia, dirección general, dirección de compras/marketing, dirección comercial, consejo de administración, comité técnico, socios o entes externos no corporativos.

Consideraciones de empleo del vehículo

A la hora de comprar el nuevo vehículo, lo primero que tenemos que hacer es hacer un estudio de sus condiciones de empleo para satisfacer la demanda. En dicho estudio hay que considerar otros factores:

− Tipo de itinerario.
− Tasa prevista de retorno en vacío.
− Peso máximo.
− Factor tiempo de empleo.
− Kilometraje a recorrer.
− Condiciones externas de relieve y calidad de la carretera.

Se debe tener en cuenta que un vehículo de alto precio no es necesariamente el mejor para realizar el servicio, pues incurren en mayores costes de mantenimiento, consumo, emisiones, etc. Incluso vehículos de una misma clase, con precios similares, pueden pertenecer a tecnologías diferentes, y unos pueden ser adecuados y otros no.

Consideraciones económicas 

Una vez se disponga de un listado con los vehículos que mejor se ajustan a las condiciones de empleo, el paso siguiente consiste en realizar un estudio comparativo de costes y seleccionar el tipo de financiación más adecuada. Respecto al tipo de financiación para la adquisición de vehículos decidimos entre las siguientes posibilidades:

− Recursos propios que proceden de ahorro, beneficio, amortización, valor residual, remanentes, reservas…
− Recursos ajenos (crédito a medio plazo)
− Arrendamiento (contrato y promesa unilateral de venta) Hay que recordar que existe una restricción del arrendamiento operativo para acceder al mercado cuando tenemos que obtener la autorización de transporte.

Es útil definir una política de mantenimiento (que incluye normas de uso, inspección y control de los gastos kilométricos del personal asignado, con un régimen de disposiciones sobre la responsabilidad de cumplir con dicha política) y otra de amortización o depreciación del vehículo (uno de los aspectos financieros más determinantes de la competitividad de un transportista), que puede ser lineal o no lineal (acelerada). En esta política hay que definir un periodo de amortización que depende de factores como: la evolución del coste de mantenimiento, el envejecimiento tecnológico del vehículo o el tipo de comercialización del mismo (exclusividad, transporte continuado en cartera u oferta de disponibilidad sin cartera). Finalmente, los costes de operación, los costes fijos junto con el precio real y el valor residual del vehículo se han de considerar para la elección del vehículo más adecuado.

En resumen, no sólo el precio de compra es suficiente como parámetro determinante de una política de compra. Comprar al menor precio puede resultar engañoso si no se toman en cuenta los costes de operación o explotación del vehículo.

A continuación, una muestra de cómo elaborar ambos modelos:

  1. Modelo de selección del vehículo.
  2. Modelo de selección de la oferta comercial.